miércoles, 29 de julio de 2009

Destino

La duda existe, pero su comprobación es utópica.
¿Las circunstancias se habrían sucedido de la misma manera?
¿Habría sido evitable? ¿Sería diferente?
¿Acaso sucedí algun hecho que no debería haber sido?
Tal vez su confirmación no sea imposible,
Sino que lo inexistente serían los medios por los cuales acceder a dicha confirmación.

Resulta ser hegemónica dicha duda.
Ella no supera a ninguna otra, ya que son todas equivalentes.
Aun así, genera una reacción diferente,
Da lugar a una reflexión más profunda, si se quiere.
Mientras las demás persisten, la ansiedad de responderla se vuelve egocéntrica.
Quiere ser intrínseca, quiere ser una y no una más.

Tal vez sea por eso que resulta tan confuso.
Quizá sean esas ansias que no nos permiten ver a las demás.
Puede que su narcisismo busque engañarme.
Azarosamente será que se lo permita, pero no conscientemente.

De todos modos, no importa, porque lo que importa es ahora.
La felicidad embarga, y ya basta con eso.
Hasta demasiado resulta, y no debo dudar de merecerlo.
Su aparición solo es porque debía ser.

La duda no puede resolverse, y su condición de irresoluble es suficiente.
Suficiente para que sea descartada hasta que se vuelva soluble.
¿Cuando será eso?
¿Acaso importa?
Junto con la solución llegará la notificación.
Mientras tanto, ocuparse debe ser el objetivo.

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